Un sueño electoral

Fue curioso que el otro día soñara los resultados de las elecciones municipales que se celebrarán el próximo 22 de mayo. Era un tema en el que, sinceramente, no me había parado mucho a pensar pero por alguna razón mi cerebro me lo sacó a colación en el hilo enredado de los sueños. Los únicos partidos que salieron en mi sueño con porcentaje fueron el PP con un 31,4%, el PSOE con un 30,9% y UPyD con un 9,2%. Ni Izquierda Unida ni ningún otro salió. Tanto en el sueño como una vez despierto y recordando lo que había soñado, me sentí satisfecho por los resultados porque de producirse algo así asitiríamos a un merecido castigo de los grandes partidos. UPyD me parece peor que una tertulia de Intereconomía pero no me importaría el resultado citado con tal de que el poder quede lo más disperso posible y que los grandes vean que no son invencibles.

Pero volviendo a la puta realidad y a los pies sobre la tierra, es complicado que se diera un resultado de esas características. Sobre todo lo digo por el PP pues su electorado es irracionalmente fiel a las siglas más destructoras del arco parlamentario. Hoy salía publicado en Público.es que el PP mantine 13 puntos sobre el PSOE. Vale, la encuesta es sobre las elecciones generales pero creo que está claro cómo está la cosa. Además, he de decir que las encuentas de Público son muy fiables pues casi calcaron el resultado electoral de 2008. Así pues, comprobamos que la derecha está muy movilizada y le importa tres truños si su alcalde o presidente de comunidad autónoma es más pirata que Gadafi. Con este panorama veo muy difícil que el PP solo sacara un 31,4% en todo el país. Aunque ganaran con ese porcentaje creo que sería una interesante apisonadora sobre su soberbia y quedaría más que claro que no tienen ni un solo mérito en su "trabajo" o no-trabajo por conquistar la Moncloa porque esto de ganar porque otro se está hundiendio y los demás empujando, no parece que sea muy limpio.

Yo aún no tengo ni puta idea de a quién votaré. Yo sí sé que votaré porque estoy en contra de la abstención. No solo me parece inútil (quedó demostradísimo con el referéndum del estatuto de Andalucía, se aprobó igualmente a pesar de la escandalosa abstención) sino que es la mejor manera de pasar por el tubo. Además, es que es eso. Los abstencionistas dicen: "Yo paso, no voy a entrar en el juego". Sí, sí, claro, si pasar pasan, pero por el tubo. Decía Pedro Ruiz que él no vota porque era como ir a comprar a una tienda donde no te gusta nada y por tanto, no te llevas nada. La comparación me parece absurda pues te vas a la tienda de al lado y lo buscas.

Se presentan una barbaridad de partidos y si ninguno te convence (cosa que me parece complicada) siempre queda el recurso de votar en blanco o nulo, pero el caso es que yo creo que ya que tenemos pocas armas, es importante acercarnos a dar un poco por culo con nuestro voto pues muchas propuestas salen adelante gracias a partidos minoritarios.

En las elecciones generales de 2008 llegué a votar a ¡4 partidos diferentes! jaja, sí, sí, ¡4! ¿Cómo? Pues veamos, al parlamento voté a Izquierda Unida porque Gaspar Llamazares me parece el político más honesto y trabajador del congreso (no termino de entender la tirria que le tiene el PCE), y luego en el senado me explayé. Gracias a que las listas son abiertas elegí a un candidato de cada partido, cogí uno del PACMA, el partido este contra el maltrato animal, otro de Los Verdes y el otro no me acuerdo, pero alguno excéntrico seguro. Cuando he contado esto me han echado a los perros. Que sin son mamoneces, gilipoyeces, tonerías, bla, bla, bla... me importa un cuerno. Yo me divierto y de paso pongo mi grano de arena para pluralizar un poquito la cosa y mover el cotarro, que estamos hartos de las mismas caras y los mismos jetas de siempre con las mismas promesas no cumplidas.

Ya sé que no es muy bueno atomizar el voto o el congreso pero lo que es seguro es que no es bueno que estén siempre los mismos. Hay que dinamizar la democracia y darle un poco más de juego, escuchar más voces, más propuestas. No quiero decir con esto que si hay un buen candidato en un partido más grande no haya que apoyarlo por llevar la contra gratuitamente. A mí me gusta llevar la contra, pero no gratuitamente sino empujando conscientemente en una dirección.