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martes, 22 de marzo de 2011

Patriotismo económico

Estamos inmersos en una profunda crisis económica que ha provocado y sigue provocando despidos masivos. Muchos se deben a empresas que cierran por falta de rentabilidad pero lo que provoca gran desconcierto e incomprensión son los despidos de las grandes empresas que ¡tienen beneficios! ¿cómo es posible? Parte de esos beneficios son destinados a despedir empleados para seguir reduciendo costes y superar en el ejercicio siguiente los beneficios del presente. La estrategia consiste en que un empleado tenga más carga de trabajo consiguiendo que una sola persona realice el trabajo de varias. Vamos algo así como la receta de Rajoy para salir de la crisis: trabajar más y cobrar menos. Claro que por lo que veo sería trabajar más menos gente, una excelente forma de disparar el paro y los beneficios multimillonarios de algunos.

La inmoralidad de mandar trabajadores al paro por parte de grandes empresas con grandes beneficios como es el caso, por ejemplo, de Telefónica, ha sido duramente criticado por el Coordinador General de Izquierda Unida Cayo Lara quien ha declarado que el despido que se produce en una empresa con millonarios beneficios debería estar tipificado en el código penal.

A voz de pronto puede parecer exagerado pero está claro que en España el paro está muy dispirado y es muy alarmante. No puedo llegar a entender por qué una empresa rentable se empecina en prescindir cada vez más de más plantilla. Es una inmoralidad que habría que regular de alguna manera y parece confirmarse que la reforma laboral aprobada por el gobierno en el verano de 2010 no está sirviendo para nada y suena a chapuza en favor de los interes privados de los grandes.

Dicen las encuestas que los españoles creen que las PYMES liderarán la recuperación económica. Este dato me ha llamado la atención y me gustaría analizarlo.

Parece estar claro que el 80% del empleo lo crean las PYMES, sin embargo, las grandes empresas generan el 50% del PIB nacional y la escandalosa ridiculez de 1 millón de puestos de trabajo en una población activa de más de 20 millones, 4,5 millones de ellos desempleados. ¿Cómo se digiere esto?

Creo que sería interesante observar a esa masa de españoles que creen que las PYMES nos sacarán de la crisis, si como consumidores, apoyan realmente a ese tipo de empresas que la derecha difiende tanto en su discurso político (no me queda muy claro si también lo hace en la práctica).

Por lo que yo veo, la mayoría de población tiende a consumir y confiar su dinero a grandes compañías y en menor medida a su vecino autónomo al que, probablemente envidian y el que procura emplear, al menos, a miembros de su familia.

Vayamos por campos:

- En las telecocuminaciones: Telefónica lidera el mercado tanto en telefonía fija como móvil. Cotiza en bolsa en el IBEX 35, bate récords de beneficios y despide empleados. Sus "call centers" están situados, en su mayoría, en países donde la mano de obra es más barata. Ha sido elegida la peor empresa del año 2010 por Facua y ahí está, atiforrada de clientes.

Como consumidores creo que tenemos margen de maniobra a la hora de beneficiar a una u otra empresa confiando nuestro dinero a empresas mínimamente responsables. No es fácil proque parece que hay más piratas que empresas con ética con empleados y clientes, pero parece que cuanto más multinacional, más agresiva es la compañía en la persecución de generar mayores beneficios.

- En la alimentación:

Otra vez mayoritariamente el público consume en grandes empresas: Carrefour, Mercadona, Alcampo... a pocos se les ocurre visitar a su carnicero de siempre o su frutero que aburrido cierra y pasa a engrosar las listas del paro.

- En la ropa:

¿Quién no ha comprado alguna vez en una tienda del grupo Inditex? La mitad de una calle comercial la ocupa tiendas de dicho grupo: Berska, Zara, Stradivarius, Massimo Dutti... todas estas tiendas reunen un denominador común: crean empleo precario (en calidad y cantidad) y su ropa, bastante copiada, procede de países con la mano de obra, barata no, baratísima. Mientras, otros autónomos con tiendas algo más caras pero de mayor calidad, se ven abocados al cierre.

Parece que uno de los pocos sectores en los que el público sigue apoyando mayoritariamente al pequeño empresario es, por ejemplo, en la hostelería. Nuestros bares y cafeterías aún no se han visto amenazados por el ciclón del capitalismo más agresivo.

Conclusión.
  
Podría decir mucho más y detenernos en ampliar los análisis que he planteado, pero resumidamente quiero invitar a la reflexión de nuestros hábitos de consumo porque son, en gran medida, los que puden protagonizar una buena salida de la crisis y la generación de una riqueza lo más equilibrada y repartida posible. Las pequeñas acciones consiguen grandes avances y tendríamos que ser conscientes de que enriquecer al grande no nos va a beneficiar mucho. Esto me hace recordar cómo la envidia vecinal se ensaña con el pequeño en vez de con el grande. Pocos critican la forma y velocidad en las que Amancio Ortega o Emilio Botín amasan riqueza, sin embargo, he observado con mucho estupor cómo vecinos de pueblo han preferido ir en coche a un gran supermercado porque el dueño del pequeño Covirán que tienen debajo de su casa se "está haciendo rico"... (no coment)

Ni  que decir tiene que la competitividad de una PYME no tiene nada que envidiar a la de una gran compañía.

Es decir, hay gente a la que no le importa enriquecer a un rico pero sí a un pobre y luego contesta en la encuesta que las PYMES nos sacarán de la crisis... sí señor, con esos hábitos de consumo seguro.

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